“Solo desde que amo, mi vida es bella. Solo desde que amo, sé que vivo. -Theodor Korner-.”
Enriqueta estaba jugando cerca de la chimenea con su hijo de unos 11 años. La niña pequeña, de 7, estaba cerca vistiendo una Barbie y Luis, el padre, intentando arreglar por enésima vez un ventilador que nunca funcionaba y parecía que nunca pensaba hacerlo.
– Preguntó el niño a su madre,-
-¡Mamá, cuéntame otra vez como conociste a papá.!
– Luis miró de reojo y escuchaba la posible conversación o aclaración. La niña pensaba muy seria, si poner un vestido de esquiadora a la barbie o de montañista. Dudaba e iba poniendo y sacando vestidos con la lengua entre los dientes.
– Mira, dijo Enriqueta a su hijo, -ya te lo he contado muchas veces-, con voz cansada.
– Una última vez ,¡ por favor!, dijo el niño.
– Bueno, la última, dijo Enriqueta, enfadada. Ya no lo contaré más. Luis hizo una mueca.
– Verás…era el segundo mes que conocíamos a tu padre, y junto con mi hermana Luisa, tu tía, fuimos conociéndonos todos y saliendo a pasear, merendar, siempre en grupo.
– Así pasaron dos meses. Tu padre desde el principio le gustaba mucho a tu tía Luisa, pero ella no se atrevía a decírselo, siempre creyó que se lo diría él, según me dijo ella más tarde.
– ¿Por qué nunca la tía Luisa se lo preguntó?, le interrumpió su hijo.
– No sé… creo que le daba mucha vergüenza y a pesar de que le gustaba mucho tu padre, nunca vio realmente claro de que ella le gustase. Esperaba que tu padre le dijera algo con sus muchas insinuaciones e indirectas, según me contó tu tía luego.Yo siempre consideré a tu padre un amigo simpático y divertido, pero nada más. Y así transcurría el tiempo.
– Al principio ella siempre intentaba ponerse a su lado, o bien para merendar se ponía enfrente. Nos reíamos mucho y era muy divertido, sobre todo tu tía Luisa ya que estaba muy enamorada de Luis, tu padre.
– Sí, eso lo sé, dijo el niño, sigue por favor.
– Pues bien. Llegó un día que hablando con tu tía, la vi preocupada y le pregunté: Luisa, ¿estás preocupada por algo?
– Me contestó, sí. ¿Por qué lo preguntas, se me nota tanto?
– Sí, pero sentémonos y hablemos que te pasa, dijo Enriqueta …
-No sé si contártelo, me da mucha vergüenza, dijo tu tía….
-Va, bobadas, cuéntamelo, dije yo con voz firme.
– Verás, Luis es muy simpático y nos gusta a todos salir juntos, Enriqueta asintió.
– Y?, dijo Enriqueta.
– Pues,…
-Luisa realizó una gran inspiración como si fuera a sumergirse en el agua a bucear y necesitara coger aire y mirando al suelo vergonzosamente, le dijo a su hermana Enriqueta: estoy enamorada locamente de Luis.
– Enriqueta se quedó sorprendida. ¿Qué dices?.
– ¡Sí!, contestó Luisa, locamente enamorada.
– ¿Desde cuando? Preguntó Enriqueta.
– Hace dos meses, dijo Luisa, continuando mirando al suelo y comenzando a ponerse roja.
– ¿Y no se lo has dicho aún…? preguntó Enriqueta.
– ¡No!, es superior a mis fuerzas. Cuando se lo he querido decir, no he podido y esperaba que él dijera algo, pero nada.
– Enriqueta se puso de pie con gran decisión y anunció en voz alta.
– ¡ Eso lo arreglo yo en un plis plas, ya verás!
– ¿Cómo, dijo Luisa?
– Iré mañana y como quien no quiere la cosa, se lo dejaré insinuar y sino, directamente se lo pregunto. Pero cuando vuelva, ten por seguro que tendré la respuesta, tenlo por seguro.
– ¡Oh!, dijo Luisa, muchísimas gracias hermana.
– Al día siguiente Enriqueta se puso su mejor traje, su perfume, su bolso y decidida se fue a ver a Luis, al que previamente había llamado y habían quedado a las 13 horas en un bar de la esquina para tomar algo y hablar.
– ¡Hola Enriqueta¡ , saludó y se puso de pie Luis.
-¡Hola Luis!. Se sentaron.
– ¿Qué vas a tomar?, preguntó Luis.
– Oh! Un agua sin gas, por favor, le dijo al camarero.
– Bueno, aquí estamos. ¡Cuéntame!, tanto misterio de tu llamada de anoche, qué pasa?
– Iré directa Luis, Enriqueta no estaba para historias.
– ¿Te gusta mi hermana?
– Luis, sorprendido, ante esa pregunta directa e inesperada, levantó las cejas y sonriendo como hacía siempre que se ponía nervioso, contestó….
– Bueno, es simpática….y…
– ¿Y?, presionó Enriqueta….
– Bueno… suspiró Luis, empezando a tartamudear un poco……
– Verás….se aclaró la voz Luis.
– ¡Bueno! , dijo Enriqueta levantando la voz, ¿te gusta o no?, ¡no perdamos el tiempo!.
– Luis, como pidiendo perdón al universo, dijo en voz baja, susurrando… me gustas tú, Enriqueta.
– Luis, Enriqueta, el niño y la niña estallaron en carcajadas. La barbie voló por los aires junto con sus diferentes vestiditos y el ventilador se volvió a caer al suelo por enésima vez… a pesar de que la historia la habían oído muchísimas veces, siempre parecía que era nueva…